La gestión empresarial es la competencia que tienen los líderes de planificar, organizar, controlar y dirigir a un grupo de personas para lograr con efectividad los objetivos de la empresa guiados por diversas estrategias.
La gestión busca optimizar el funcionamiento de las organizaciones tomando decisiones racionales y fundamentadas en la elección y tratamiento de datos e información importantes y, por este medio, contribuir a su desarrollo y la satisfacción de los intereses de todos sus colaboradores y propietarios; para el cumplimiento de las necesidades de la sociedad en general, o de un grupo en particular. El término ‘Gestión’ se define como «el proceso mediante el cual se obtiene, despliega o utiliza una variedad de recursos básicos para apoyar los objetivos de la organización.» (Koontz y Weihrich, 1995). La gestión consiste en una gerencia racional, donde el gestor por medio de conductas coherentes, en sus decisiones y actitudes, influye para alcanzar los objetivos, por lo que sus acciones resultan satisfactorias para todos los implicados en el proceso. En otros términos, la gestión asentada sobre bases éticas puede denominarse gestión social, cuando la práctica del gestor se basa en actitudes que tienen como objetivo el bienestar colectivo, entendiendo que el espacio físico necesita preservarse, y los recursos humanos y materiales deben utilizarse de forma ética y responsable. Es definida por Etkin (2007:117) como: «La gerencia social refiere a modelos de organización, formas de gestión y políticas de dirección cuyo objetivo es el desarrollo sostenible basado en principios de equidad, valores éticos y responsabilidad social en sus relaciones con la comunidad. Es un sistema de ideas que involucra los fines y necesidades del conjunto de actores internos y externos, no una forma de atender los intereses de un grupo dominante». Fundamentándose en este pensamiento, se puede decir que la gestión se convierte en el origen donde se generan los objetivos, dándole la responsabilidad de crear estrategias que puedan alinearse dentro de la coyuntura que se presenta y de los recursos disponibles existentes o captados en la búsqueda de resultados exitosos. Se abstrae de esta concepción una dimensión altruista que se da a las actividades emprendidas por los gestores, permitiendo añadir a este entendimiento que es elemental que los gestores sean proactivos, tengan un perfil emprendedor y, sobre todo, posean un razonamiento rápido, lógico, y responsablemente sean audaces en la toma de decisiones. (Zanini, 2010) Es correcto afirmar que en la operatividad de la gestión, los desafíos son innumerables. Es necesario que en la toma de decisiones, según las presuposiciones de la ética, se consideren las demandas originadas en el contexto interno –ejemplo: el alcance de la productividad y las exigidas por el conjunto de los grupos externos participantes– partes interesadas, que de forma directa o indirecta estén involucrados en los procesos que dan materialidad a las acciones. (Etkin, 2007). Pensar en gestión significa reflexionar sobre la forma en que se debe gestionar las organizaciones / instituciones, ya que el escenario mundial vive constantes cambios requiriendo adecuaciones y ajustes. Es necesario considerar que interfieren innumerables factores en la forma de gestionar, como por ejemplo los avances tecnológicos, la preocupación por la preservación de la naturaleza y principalmente, porque en la sociedad del conocimiento las instituciones necesitan innovar en todos sus aspectos a fin de lograr éxito en una sociedad que ha adquirido un ritmo jamás visto en la historia de la humanidad. Por lo tanto, para tratar el tema relativo a la gestión racionalmente sistemática en la dinámica de las empresas, es importante estar consciente y destacar que ella es consecuencia de un contexto, y que, por ende, se adecúa a la realidad en que está inserta, requiriendo así que se procese teniendo en cuenta el principio de la flexibilidad. Se resalta también, que la gestión es un proceso común a todos y cualquier tipo de organización, por lo que debe ser, incluso, según principios y valores, la base conductora y condensadora de los caminos a seguir en dirección a la efectividad del proyecto de responsabilidad social. En el proceso de distinción entre lo que sea administración y gestión existen otras corrientes de pensadores que analizan «la diferenciación entre administración y gestión, enfatizando que la primera está legitimada como una función en la operación de una compañía que junto con técnica, comercial, financiera, de seguridad y contabilidad forman las funciones esenciales de las cuales la dirección debe ocuparse, mientras que la segunda se basa en una buena relación con trabajadores, logística y mercadeo, es decir, la unión de estas funciones» (Krull, 2012:1). En los libros clásicos tratan a la Administración y la Gestión como sinónimos y la definen como las funciones de la administración: planear, organizar, coordinar, mandar y controlar, establecidas por Henry Fayol (1841 – 1925). Administración es el proceso de las funciones esenciales de las cuales debe ocuparse la dirección; mientras que la gestión busca optimizar el funcionamiento de la organización con la relación y la unión de las funciones de administración. Por lo que interesan las herramientas de gestión, porque logran en las empresas una mayor efectividad.
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