Hablar frente a varias personas es un proceso aterrador para muchas personas, pues el orador es el centro de atención, el público está viéndolo, analizando sus movimientos y escuchando si lo que dice es importante. Sin embargo, como líder o emprendedor deberás enfrentarte constantemente a exposiciones y presentaciones, ya sea ante tu equipo, organización, socios, clientes o posibles inversionistas o público de conferencia. Y debes hacerlo de la forma correcta para conectarte con la audiencia, persuadir, e incluso influir en sus vidas. A continuación presentamos algunos tips de orientación para afrontar estas situaciones:
1. Exprésate de forma dialógica y con un lenguaje sencillo Antes de dar una presentación ante una audiencia, se debe considerar primero que el público está constituido por personas con defectos como todos, entonces se debe asumir una expresión dialógica con ellos, conversar como si se estuviera hablando con amigos o colegas –siempre en el marco del respeto y no usando un lenguaje vulgar. Así también para exponer ideas se debe manejar un lenguaje sencillo, reemplazar los términos rebuscados y técnicos por otras palabras que sean familiares para el público. En ese sentido, las ideas deben ser expresadas de forma clara sin ambigüedades. Más vale ir directo al punto que dar vueltas sobre un tema, pues esto provoca confusión. Esto te llevará a entablar mayor confianza con un público e incluso motivará la participación de los asistentes. 2. Organiza tus ideas Sin importar la amplitud del tema, organiza tus ideas en tres partes antes de la presentación. Determina:
3. Ejercita tu speech ¿Cómo vas a ser catalogado como buen conferencista o presentador si nunca lo has dado conferencias?. Una buena forma de ejercitar un speech o discurso es grabándote a ti mismo, luego escucha la grabación y corrige las fallas. Otra forma es invitar a amigos o familiares a que escuchen tu discurso, es mejor cometer errores delante de los amigos que ante más de 50 personas. Luego de las prácticas te sentirás más seguro y cómodo en las charlas o conferencias posteriores. 4. Jamás leas la presentación Se supone, o los demás entienden que tienes dominio del tema. Leer el texto, además de provocar monotonía en la disertación, sugiere que no estás preparado y por ello necesitas leer tus notas o las diapositivas plagadas de texto. En caso de que olvides algun dato, da un breve vistazo a la nota y prosigue con la presentación pero no hagas de ésto una constante en toda tu exposición. 5. Relájate y respira Una buena opción para calmar los nervios es respirar tranquilamente moviendo el diafragma suave y rítmicamente y dando inhalaciones largas y profundas. No inhales forzadamente ni rápido, esto denota mayor nerviosismo ante el público además que te puedes hiperventilar. 6. Sigue la regla “10 20 30” Otra forma de captar la atención y evitar que las personas se distraigan con sus celulares o laptops es a través de las imágenes y textos cortos en la presentación. Como señala el dicho “una imagen vale más que mil palabras” y si son imágenes interesantes /o impactantes con respecto al tema que se está tratando, ten por seguro que captarás la atención si no de todos, al menos de la mayoría. Estas imágenes acompañadas de ideas centrales planteadas en bullets, son muy didácticas para que el público las asimile claramente e incluso tome nota de las mismas. Sin embargo, tampoco se debe exagerar en la cantidad de diapositivas, Guy Kawasaki da la regla de oro con su idea de 10 diapositivas, 20 minutos y 30 puntos de fuente. Si el tema a tratar tiene varias aristas o es muy amplio puede incrementarse un poco el número de diapositivas, pero es más conveniente si te limitas a esa regla, así serás más eficaz en transmitir la idea y eficiente en el uso del tiempo. 7. No abuses de las estadísticas, ni de las citas Muchos líderes, conferencistas acuden a citas y estadísticas para respaldar el tema o la información que presentan ante el público; lo cual es correcto y necesario para argumentar algunos aspectos, pero tampoco se debe abusar en su uso pues se provoca confusión, el público ya no distingue qué información es relevante. En este punto, el presentador debe acudir a las ideas propias, éstas incluso pueden ser más interesantes para el público que las presentadas en citas, y son las que generalmente perduran en las notas del público. 8. Transmite energía En este punto, la edad no tiene nada que ver, para aquellos presentadores que ya no se sienten jóvenes y piensan que la energía es característica de los jóvenes solamente. Las charlas o presentaciones deben ser dadas por personas con energìa y actitud positiva. Si el orador se muestra serio, de pie en el podio y con voz fría y monótona se dirige al público estará transmitiendo ese actitud de frialdad, alejamiento, desconfianza, y por ende no se persuadirá en la audiencia. Más si el orador deja el podio para acercarse a su público, expresa una voz enérgica y actitud positiva ante la vida estará transmitiendo confianza, emoción lo que motiva a la participación y genera engagement con el público. 9. Se tú mismo Aunque muchos digan que las personas son como son, la verdad es que cuando uno se expresa en público quiere ser más enfático cuando se tiene voz suave; o trata de ser gracioso cuando en realidad es serio, o más serio porque siempre anda riendo. Al dirigirse a un público, uno se debe mostrar tal cual es, e incluso sacar provecho de ello, por ejemplo: si a alguien le encanta reír y hacer bromas, pues no viene nada mal darle el toque humorístico a la presentación, así de paso contagia la alegría. No se debe forzar las risas del pùblico, si uno no se ríe del propio chiste menos va a hacer reír a los demás. Los demás te recordarán por esa autenticidad, esa naturalidad y la gente dirá: “No he visto a nadie como él o como ella”. 10. Haz participar al público Lo ideal es que una conferencia o charla sea participativa, que la gente pregunte, comente o comparta alguna idea o experiencia; tarea dificil, pero no imposible. Hasta los grandes líderes u oradores se valen de ciertas estrategias para motivar la participación del público. En ciertos públicos, la mayoría se cohíbe de hacer preguntas, porque piensan que son demasiado simples u obvias para el experto, por eso es que al final de la presentación casi nadie levanta la mano para preguntar, pese al mar de dudas o inquietudes internas de la audiencia. El orador debe considerar esta situación y asumir ciertas estrategias para lograr la participación del público, como las fichas donde las personas que temen expresarse en público puedan anotar sus preguntas o comentarios, o por otro lado, el líder puede provocar la participación de su audiencia a través de preguntas, dinámicas y otro tipo de actividades.
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