El Design Thinking es un proceso de innovación centrado en el ser humano que enfatiza la observación, la colaboración, el aprendizaje rápido, la visualización de ideas, la creación rápida de prototipos de conceptos y, simultáneamente, el análisis de negocio. Aporta una nueva perspectiva a la hora de resolver los retos que generan los procesos de innovación, desprendiéndose de creencias o presuposiciones. Tener una formación como diseñador técnico o creativo no es necesaria, pero podemos adoptar una actitud que nos ayude a operar bajo el arquetipo del diseñador, facilitar la búsqueda de la innovación en nuestros procesos de desarrollo y entender cómo empresas o grupos de trabajo pueden incorporarlo a sus rutinas de una manera eficaz.
Partiremos de la base que los diseñadores cuentan con las mejores herramientas y actitud para enfrentarse a esta tarea principalmente porque:
Este último proceso les previene de alcanzar soluciones superficiales y les hace conscientes de que hay que generar muchas ideas para valorarlas y compararlas durante una fase convergente que sigue para seleccionar la mejor opción. Antes de llegar a una etapa de prototipado, el diseñado se cuestiona el valor de una buena idea, qué es capaz de resolver y si hay otras maneras con las que resolver el problema. Además, suelen ser pacientes con los procesos necesarios para obtener soluciones puesto que son intrínsecamente necesarios para realizar su trabajo. El diseñador tiene un compromiso hacia el manejo funcional de la complejidad que consiste en enfrentarse a la incertidumbre para conocer todos los aspectos de la problemática y tratar de simplificar su expresión al máximo. Así, los practicantes de Design Thinking buscan crear simples soluciones para problemas grandes y complejos, trabajando dentro de un marco operativo donde se ha de validar la información que se va obteniendo y transformando en propuestas de solución. La actitud de diseñador facilita que este conjunto de prácticas sea sencillo, aporte nuevas perspectivas en la gestión de problema y esté al alcance de las partes involucradas (stakeholders) para alcanzar de forma colaborativa soluciones innovadoras. Otra clave para procurar la reducción de complejidad consiste en tener la certeza de nuestra localización dentro del proceso de desarrollo, para así podremos limitar enfoques y actividades a las metas funcionales de cada fase y asegurar la transmisión de esta información a los demás equipos de trabajo participantes. El esquema del Doble Diamante resulta una herramienta muy útil para establecer la localización concreta y generar coordinación porque representa de manera esquemática las fases necesarias del proceso de trabajo de un diseñador (inicialmente derivado del trabajo de diseño industrial) dejando patentes los objetivos a obtener de cada contexto. Este esquema de trabajo para trazar la problemática y generar soluciones sirve de plantilla para definir las fases ideales sobre las cuales se opera en la metodología de Design Thinking. Asimismo, este gráfico puede simplificarse para funcionar como el mapa de estrategia del diseño de solución y su posterior ejecución. Este diagrama reducido se denomina Doble Diamante y resulta útil para situar al diseñador y otros equipos de trabajo en cada contexto del proceso de diseño y a indicar la motivación o actitud idónea para cada etapa.
El diamante es una representación perfecta para representar las dos fases esenciales de un proceso de diseño:
Cuando se empareja este diamante con un segundo (Double Diamond Model, British Design Council) se refleja como las acciones del primer proceso ayudan a crear un nuevo punto de origen para una nueva propuesta, la segunda forma de diamante, esta vez optimizada en base a las reflexiones sobre cuáles son los verdaderos retos que se han descubierto. Como en cualquier aplicación del planteamiento creativo, este proceso se repetirá de manera iterativa para mantenerse siempre en sincronía con la realidad que se observa. Asimismo, las fases del Design Thinking pueden definirse de la siguiente manera según la meta funcional que marca de cada etapa: Definición del problema
La mentalidad curiosa y abierta de la forma de analizar de un diseñador, junto con múltiples técnicas que nos ofrecen información sobre el proceso y sus componentes, puede en ocasiones resultar algo intimidante. En principio, el motivo para recopilar, en la fase divergente, el volumen de datos es poder lidiar con la incertidumbre del proceso y emplear las herramientas de investigación para entender las necesidades del usuario. La fase convergente que sigue requiere que esta información de poco valor o áreas donde ésta es insuficiente.
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