Con frecuencia se escuchan en las noticias, se leen en publicaciones empresariales, historias de empresarios visionarios y exitosos, personas que un buen día abandonaron sus estudios o presentaron la renuncia a su empleador para probar suerte como emprendedor. Sin embargo, rara vez estas historias mencionan que se trata de casos excepcionales y que muchos emprendimientos no prosperan. Seguramente tampoco veremos un segmento dedicado a aquellos empresarios que no tuvieron éxito, aun siendo estos la abrumante mayoría.
Algunos estudios reportan que por lo menos 25% de los negocios habrán fracasado dentro del primer año de operaciones, y otro 25% habrán desaparecido para el cuarto año. Menos del 30% habrán sobrevivido su primera década. Estas cifras son similares en distintos países y se ven acentuadas en periodos de desaceleración o crisis económica. ¿Por qué siguen surgiendo emprendedores? La respuesta es sencilla: Porque hay emprendedores que triunfan. La pregunta realmente difícil de responder es: ¿Por qué algunos emprendedores triunfan y otros no? No es que sea difícil dar con una respuesta, sino más bien lo que resulta difícil es determinar cuál de tantas posibles respuestas es la más atinada. Si hay algo cierto en el mundo de los negocios es que no hay una sola fórmula para el éxito, ni una sola para el fracaso. En esto los negocios se parecen mucho al ser humano. ¿Cómo sobrevive el hombre entonces a estos constantes ataques? No se trata de suerte; se trata de resistencia y la capacidad de adaptarnos. Un negocio necesita tener un sistema empresarial robusto para tener más probabilidades de sobrevivir. El emprendedor debe comprender esto, pero también debe comprender que por más precauciones que tome, los accidentes pueden suceder, y no hay garantía alguna de que el negocio sobrevivirá. Ahora bien, el ser humano ciertamente tiene una sola vida y a ella se ve limitado, pero no así tiene un límite al número de emprendimientos que puede iniciar. Aquí es donde se introduce el concepto de emprendedor en serie. El emprendedor en serie reconoce que hay negocios destinados a fracasar, y por ello elabora múltiples ideas de negocio. De aquellas ideas, decide llevar algunas al mercado, y el resto las descarta o engaveta para volver a analizarlas en otro momento. De las ideas que lleva al mercado, reconoce que algunas inevitablemente van a terminar en fracaso, y al realizar esto obtiene una cualidad de suma importancia en el mundo de los negocios: No se desanima ante el fracaso. Del fracaso aprende y evita cometer el mismo error en sus otras empresas. El empresario en serie suele tener otra cualidad importante: No deja las cosas a la suerte. Todo empresario enfrenta incontables decisiones desde el momento en que la idea se aloja en su cerebro. ¿Desarrollo la idea o no? ¿Invierto por mi cuenta o invito a socios? ¿Utilizo exclusivamente capital propio, o financio parte de lo necesario? ¿Estudio el mercado, o confío que hay un mercado cautivo para el producto que quiero lanzar (con las características que en mi mente he concebido que debe tener el producto)? ¿Mantengo la producción localmente o fabrico en el extranjero? etc., etc., etc. ¿Quién tiene tiempo para analizar todo esto?, pues ciertamente no el emprendedor. Es aquí donde las grandes empresas ponen a trabajar a los famosos equipos de I+D (Investigación y Desarrollo). Aquellos equipos analizan cada aspecto del producto conceptual (diseño, fabricación, comercialización, reemplazo, etc.) antes de invertir las sumas de dinero necesarias para llevar ese producto al mercado. Las pequeñas empresas y los nuevos emprendedores no cuentan con equipos I+D, aquí es donde, entra el consultor que contratará el emprendedor. El consultor va a determinar si la idea es o no viable. Si no es viable sencillamente se hizo un pequeño gasto y se evitó una pérdida significativa más adelante. Si es viable, corresponde determinar qué necesita el emprendedor para desarrollar la idea de forma exitosa. Lo más seguro es que el consultor que contrate va a sugerir el tamaño de la inversión, la estrategia del negocio, y por supuesto, la contratación de consultores especialistas en otras áreas. Volvamos al emprendedor serial, este para ser exitoso, debe saber armar una empresa auto-sostenible. Con esto nos referimos a una empresa que no dependa de su presencia para operar de forma exitosa. La principal razón de esto es que cuando llegue la oportunidad de vender el negocio, lo último que quiere ese emprendedor es que el comprador le exija permanecer en el negocio por determinado tiempo. También debe poder manejar más de un emprendimiento a la vez, pues así cuando un negocio está listo para la venta, sus otros proyectos están operando y puede también ir preparando alguno de ellos para la venta. ¿Qué implica ir preparando (un negocio) para la venta? Las empresas, al igual que el ser humano (otra similitud que comparten) tienen un ciclo de vida, y también igual que el ser humano, la longevidad varía de caso en caso. Una empresa exitosa no necesariamente es eterna. Una empresa no puede aferrarse a un producto, modelo de negocio o mercado específico por demasiado tiempo, y que los emprendedores tienen que saber cuándo vender para maximizar su retorno y el de sus inversionistas. Cuando la decisión de vender está tomada, se suele contratar un último consultor que procura que los accionistas obtengan por la empresa la mayor cantidad de dinero posible. Ese consultor detectará y corregirá aquellos pequeños problemas que la gerencia nunca resolvió, lo cual es entendible pues estaba concentrada en aspectos más importantes. También se asegurará de realizar un análisis FODA, para luego acentuar las Fortalezas y Oportunidades, mientras minimiza las Debilidades y Amenazas. En resumen, las empresas necesitan de consultores desde antes de nacer, y la dependencia de consultores externos únicamente se reduce en la medida en que la empresa (o el emprendedor en serie) tenga los recursos suficientes para contratar su propio equipo de consultores internos que laboren a tiempo completo. Invertir en cualquier actividad comercial sin que especialistas lleven a cabo los análisis correspondientes, equivale a lanzar los dados. Tipos de consultoría Los profesionales de varias áreas pueden trabajar desarrollando consultorías, se trata simplemente de elegir un tema que dominan y encontrar una audiencia interesada en lo que ofrecen. Algunas de las ramas más comunes son:
¿Qué tal trabajar con consultoría? La consultoría puede ser una excelente opción para quien quiere trazar nuevos caminos en la carrera o necesita generar una renta extra. Si dominas un tema específico y tienes ganas de ganar dinero con tu conocimiento, puedes empezar a ofrecer consultorías. Y lo mejor es que no necesitas trabajar presencialmente si no quieres o no puedes, pues es posible ofrecer consultorías online.
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