En el pasado hubieron largos debates que no han llevado a ninguna conclusión sobre si la consultoría de empresas reúne los criterios para ser denominada una profesión. En 1993 Jim Kennedy entrevistó a varias personalidades destacadas de la consultoría estadounidense y descubrió que no más del 60 por ciento de las personas entrevistadas consideraban la consultoría de empresas como una profesión. Recibió, entre otras, las contestaciones siguientes:
"La consultoría de empresas es, por supuesto, una profesión." Víctor Millar "Naturalmente que es una profesión: los directores de empresa ofrecen servicios profesionales y son remunerados por ellos y, como tales, constituyen la élite de las ocupaciones relacionadas con los servicios." Bob Hayes "La consultoría de empresas es en realidad varias profesiones." Pete Bradshaw "No, porque carecemos de metodologías precisas, un cuerpo de conocimientos y un vínculo educacional. Gran parte del trabajo es profesional y muchos consultores son profesionales, pero distamos de ser una profesión." Ken Tunnell "La consultoría de empresas nunca ha descubierto su auténtica identidad como un campo profesional. Y los consultores de empresas como grupo no pasan la prueba para ser una profesión." Phil Shay "La pretensión de profesionalización tiene años de retraso. Una profesión es una creación social (prestigio, situación jurídica, etc.), no una creación empresarial, y es demasiado tarde para tratar de obtener un reconocimiento social." David Maister "La propia índole de la profesión de consultor de empresas se opone a una definición clara del término. Quizás se debería insistir no en las etiquetas o iniciales, sino en imponer la calidad de los servicios." Ed Hendricks "Tenemos el núcleo de una profesión, pero nos hacen falta otros veinticinco años para que madure." Glen Vgn Doren Luego de 20 años, de incesante crecimiento, la consultoría de empresa es uno de los que más empleo ha generado durante los últimos años. En un momento como el actual, en el que la destrucción de empleo es una realidad, desarrollar una carrera profesional como consultor de empresas se convierte en una auténtica oportunidad para acceder con éxito al mercado laboral. El sector de la consultoría ha cambiado mucho desde sus inicios. Tradicionalmente, los consultores proporcionaban asesoramiento profesional en áreas como administración, contabilidad, marketing, recursos humanos o comunicación. Hoy en día, los servicios que ofrecen las firmas de consultoría tocan prácticamente todas las áreas de una empresa. El “perfil único” del consultor ha acabado. “Ahora hay consultoras que ofrecen toda la cadena de valor desde estrategia hasta tecnología, desde diseños hasta operaciones, desde análisis organizativos hasta modelos de negocio digital. Aun así, la rama de gestión es una de las que tienen mejor proyección dentro del sector. El escenario empresarial mundial está cambiando a un ritmo acelerado. La globalización, la crisis económica y las nuevas tecnologías obligan a las compañías a una evolución constante, y a revisiones profundas de sus modelos de negocio. Para ayudar en esta transición, muchas empresas recurren a los servicios de un consultor de negocio, que será el profesional que les asesore en procesos de internacionalización, reducción de costes, optimización de procesos, consolidación de negocio, etc. Crisis debe ser la palabra más escuchada y sobre la que más se ha escrito durante los últimos años. Y aunque no podemos decir que la consultoría sea inmune a ella, lo cierto es que es uno de los sectores que mejor ha sabido adaptarse a los cambios. Eso sí, para poder hacerlo han necesitado contar con el mejor talento y el más preparado. La llave que abre la puerta al mercado laboral, para los interesados en desarrollar su carrera como consultor de negocio, está en la formación. Hoy día podemos definir a la profesión del consultor de empresas como la del profesional qeu brinda servicios de asesoramiento profesional en distintos campos, que tiene como propósito mejorar las prácticas realizadas por las organizaciones y sus integrantes. El consultor empresarial es el profesional con altos conocimientos, generales ó en un tema específico. Dichos conocimientos los usará para ayudar a otras personas u organizaciones para que optimicen sus procesos y maximicen sus beneficios a través de la productividad, la motivación y la perfección de la forma de trabajar. Un consultor empresarial puede trabajar de forma integral o en un área concisa de actuación. Todo dependerá de su especialidad y de las necesidades del cliente. Sea como fuere, si se considera necesario, se pueden contratar a varios consultores para optimizar todos los procesos de la compañía. El consultor puede trabajar para un profesional o para una empresa y, como decimos, ya sea un solo experto o un equipo de ellos, cumplirán con las siguientes funciones:
Fuentes: Informe Infoempleo Adecco 2013 James H. Kennedy: Management consulting today — a look around and a look anead (Fitzwifliam, New Hampshire, Consuttants News, 1993).
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Cuando se habla sobre gestión y administración de empresas, nos referimos a la manera en que estas planifican, organizan, dirigen y controlan sus recursos, así como a sus procesos y los resultados que de estos se obtienen.
¿Quieres conocer cómo optimizar el manejo de una pyme? ¡Descubre 12 consejos para lograrlo! ? La importancia de la gestión de PYMES ? 1. Cuida a tu equipo de trabajo Uno de los factores clave para que una empresa no solo pueda operar de la forma correcta y alcanzar sus metas, sino que logre sobrevivir en el mercado con el paso del tiempo, es un buen manejo de sus recursos humanos. Ten presente que es fundamental que tengas un trato cercano con las personas que componen a tu equipo de trabajo, que les ofrezcas capacitación permanentemente y que generes un buen clima laboral en el que tus colaboradores se sientan cómodos y valorados. Una manera de lograrlo es mediante la implementación de dinámicas para incentivar a tu equipo de trabajo. Muchas de ellos requieren poca o nula inversión de la empresa. En todo caso, suele ser mayor el beneficio que el tiempo y esfuerzo requerido para llevarlas a cabo. Eso sí, todo empieza desde el reclutamiento del personal. Por ello, busca atraer a las personas indicadas para cada uno de los puestos que tengas disponibles, y analiza con suficiente anticipación las necesidades de cada departamento y los requisitos con los que deben contar los profesionales que las cubrirán. Asimismo, es vital que transmitas la cultura de tu empresa a cada individuo que se una a tu negocio. Por ello, dedícale tiempo a recibir a quienes se integren a tu nómina, soluciona todas sus dudas, habla con ellos sobre lo que se espera de su trabajo y acompáñalos en sus primeros días. 2. Busca el desarrollo de todos los colaboradores Explora cómo lograr que tus empleados se desarrollen constantemente y adquieran habilidades de liderazgo, iniciativa y autoaprendizaje. Aunado a lo anterior, crea un plan de carrera para tu equipo, de esta forma mejorarán sus fortalezas, lograrán cumplir con sus responsabilidades satisfactoriamente, desarrollarse en sus áreas de oportunidad y obtener lo necesario para cubrir un puesto nuevo en casos críticos. De esta manera, tendrás personas altamente competitivas y entusiasmadas que respondan a los desafíos de tu empresa, siempre alineados a la visión de negocios que tengas. 3. Determina objetivos y actúa conforme a estos Otro de los factores esenciales para la gestión y administración de una pyme, es determinar objetivos a corto, mediano y largo plazo que den dirección a todas las acciones que se realizan dentro de la organización. Es importante que estas metas sean específicas, medibles, alcanzables, realistas y estén definidas en un plazo determinado —a esto se le conoce como la metodología S.M.A.R.T por sus siglas en inglés. Por supuesto, esto es más fácil decirlo que hacerlo, por lo que, para que cumplas tu propósito y tengas más éxito en tu gestión empresarial, a la hora de planear tus objetivos es necesario que los definas de la siguiente forma: Objetivos estratégicos: deben planearse a largo plazo, determinan los propósitos básicos de la compañía e involucran a esta como un todo; Objetivos tácticos: profundizan el logro de los objetivos estratégicos, se deben cumplir en un lapso de 1 a 3 años y definen el actuar de cada departamento; Objetivos operacionales: se plantean para dirigir el rumbo de las acciones diarias, establecen estándares de calidad y especifican cómo y dónde se asignan los recursos. Si logras tener claridad en lo que quieres alcanzar con tu negocio y aprendes a transmitirlo a quienes te rodean, entonces tendrás muchas más probabilidades de triunfar con tu empresa. 4. Establece procesos y evalúalos Definir la manera en la que deben efectuarse todos los procesos dentro de una compañía, es fundamental para la buena gestión y administración de pymes. Y es que, al tener establecidos los pasos, recursos y funciones de cada área de la organización, es posible controlar de manera más eficaz los tiempos y la calidad de lo que se hace. Sin mencionar que se eliminan los ambientes de incertidumbre. Si has intentado optimizar tus sistemas de trabajo, pero no has tenido éxito, es momento de hacer un mapa de procesos. Para esto, se requiere detallar y ordenar cada paso de las labores que se realizan en la organización y asignar al responsable. Dado que definir tus métodos operativos no es una tarea sencilla, a continuación te daremos una lista de pasos que pueden ayudarte: Identifica el objetivo de cada proceso y define cuáles son las tareas críticas para lograrlo. Puntualiza cuáles son las entradas y salidas. Establece los recursos necesarios tanto humanos como materiales. Documenta y comparte con los miembros de la organización los resultados. No olvides que el último punto es vital para que puedas mejorar la rentabilidad y competitividad de tu pyme, ya que es lo que te dará la pauta para saber si te diriges al rumbo correcto Por último, ten en cuenta que contar con un mapa de procesos te ayudará a disminuir problemas de comunicación entre tus colaboradores, evitar duplicidad de tareas y, por supuesto, incrementar la productividad laboral de tus empleados. 5. Dota a la empresa de una estructura flexible Una estructura flexible y sencilla se vuelve una ventaja en momentos de crisis, debido a que la compañía podrá reestructurarse para adaptarse a las tendencias y cambios del mercado. Desarrollar una estructura no rígida y descentralizada facilita la autogestión, acelera el flujo de información, posibilita la transformación y permite realizar cambios con mayor celeridad. 6. Controla el inventario La adecuada gestión y administración en una empresa permite llevar un control completo, real y actualizado de su inventario. Esto evitará robos hormigas, un mayor pago de impuestos, stocks eternos y, claro, te permitirá conocer con exactitud con qué cuenta la empresa. Además, un inventario organizado y controlado ayudará con el diseño de presupuesto y cierres de temporada. Y, también, revisarlo permite conocer qué productos se pueden ofrecer, cuáles tienen una mayor demanda, si hay algún tipo de pérdidas, e, incluso, permitirá incrementar el autoconocimiento empresarial. 7. Analiza la oferta de productos y el trato con los clientes Hacer un estudio de mercado comparando tus productos, servicios y calidad con la competencia es más importante de lo que parece. Verifica en qué posición estás, cómo puedes avanzar, qué opinan tus clientes sobre la compañía y cuál es su experiencia. De esta forma, podrás analizar si estás cumpliendo con las necesidades de tu público objetivo. Una de las ventajas de las pymes es que logran estar en contacto directo con sus clientes, permitiéndose así personalizar la oferta, apoyarlos en el proceso, mejorar la relación con los clientes y crear fidelización con la marca. Ten en cuenta que prestar un servicio amable, de confianza, calidad y dentro del rango estipulado, son detalles que marcan la diferencia. 8. Aprende a utilizar la información de tu negocio Para tener una buena gestión y administración de pymes, es necesario no subestimar el valor de la información que se genera diariamente en las distintas áreas de la compañía, pues es clave para una toma de decisiones eficaz. Dicho esto, lo ideal es que te apoyes en softwares administrativos, tales como los sistemas ERP, los cuales son herramientas tecnológicas diseñadas para centralizar todos los datos clave de una organización, como la contabilidad, ventas, inventarios, producción y finanzas. Así que si te has preguntado por qué tu compañía no llega a fin de mes o si tienes problemas para manejar tu stock de productos, contar con un software de administración de empresas puede ser la respuesta a todas tus dificultades. Recuerda que contar con las herramientas de gestión adecuadas resulta clave para el éxito de una compañía. Además, un sistema ERP tiene grandes ventajas, tales como: automatizar y optimizar procesos; integrar toda la información de la organización; facilitar el análisis de datos y generar históricos; permitir el correcto flujo de información; ayudar en la toma de decisiones. 9. Analiza tu entorno y tus datos La labor de análisis es una tarea continua y de gran importancia, ya que permite que la compañía se mantenga en buen estado y no se pierda o sea una gran dificultad obtener los objetivos previstos. Una de las herramientas más reconocidas es el análisis FODA, el cual permite a las empresas conocer sus Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas. Ten en cuenta que para actuar a tiempo y lograr estos cambios, es fundamental saber cuál es el estado actual de la compañía. Además, es importante que consideres que el mercado no es estático, por lo que es necesario actualizar la mecánica, los planes y las estrategias cuando sea oportuno. Finalmente, recuerda medir cada acción y cada actividad con indicadores de gestión empresarial, de esta forma sabrás si se está avanzando, cuánto y en qué tiempo. Esto te permitirá tomar mejores decisiones en tu negocio. 10. Realiza una auditoría Una constante supervisión, ya sea interna o externa de los procesos, es importante para llevar un control cerrado, estricto y completo de todos los aspectos de la empresa. De esta forma, se evita tener que llegar a fin de mes para revisar cuentas, situación financiera, objetivos alcanzados y resultados obtenidos, y se disminuye la probabilidad de fallas, información incompleta y errores contables. 11. Apuesta por la innovación Cualquier empresa que no se innova, queda obsoleta. Para evitar esto, se deben hacer los ajustes necesarios para lograr cambios tanto internos como externos, tales como: centralizar la información; tomar en cuenta la transformación digital; usar sofwares para agilizar los procesos, evitar errores humanos y ahorrar tiempo y esfuerzo. Además, la innovación no solo se basa en la mecánica, sino también en la formación y capacitación del persona humano, lo cual tendrá una inmediata repercusión en la productividad y el desempeño de la empresa por sobre su competencia. 12. Sé un líder Por regla general, los empleados aprecian más a un líder que a un jefe, por lo que es necesario usar habilidades de liderazgo para mejorar la confianza, aumentar el sentido de pertenencia por la empresa de los colaboradores, fomentar el trabajo en equipo y la sinergia entre los diferentes departamentos. Además de eso, mediante una jerarquía, se debe dejar claro la función y rol de cada uno de los empleados. Recuerda que, tanto en un negocio del tipo pyme como en cualquier otro, es necesario que las responsabilidades estén bien repartidas y definidas. Por otro lado, como buen líder, es importante identificar las fortalezas y debilidades de los integrantes de la organización, debido a que esto te permitirá determinar quiénes tienen las aptitudes para ciertas responsabilidades o, incluso, evaluar la mejor forma de aumentar su compromiso en beneficio de la empresa. Otro punto valioso es no desestimar lo influyente que es un ambiente laboral saludable, con un flujo de trabajo adecuado, evitando conflictos y verificando que todos los departamentos estén y se desarrollen en sintonía. Recuerda que la paciencia, perseverancia y compromiso también serán factores clave para que crezcas con tu negocio. Además, ten en cuenta que no solo es importante la calidad del producto o servicio que ofreces, sino que también se debe tener una buena planificación y control de márgenes de beneficios, gastos, costos indirectos, recursos humanos, entre otros. Por otro lado, no solo consiste en vender mucho, sino en la adecuada gestión y administración de la empresa para obtener rentabilidad, vender bien y, claro, saber cobrar. A medida que las empresas afrontan la actual crisis COVID-19, hay una serie de problemáticas que los líderes empresariales deberían pensar, así como las medidas que pueden adoptar no sólo para reaccionar ante las graves crisis empresariales actuales, sino también para remodelar su negocio y su plan de recuperación. Se han identificado cinco prioridades claves que los líderes empresariales deben considerar, basadas en las perspectivas y experiencias de otros países donde COVID-19 tuvo su primer impacto. Seguridad COVID-19 1. Priorizar la seguridad de las personas y el continuo compromiso Garantizar la seguridad y el bienestar de los empleados en el lugar de trabajo. Iniciar o ampliar los acuerdos de trabajo flexible y otras políticas que permitan a las personas trabajar a distancia y de forma segura. En los casos en que no es posible el teletrabajo o los acuerdos de trabajo flexible, proporcionar medidas de protección contra las infecciones. 2. Re-formular la estrategia para la continuidad del negocio Es probable que la mayoría de las empresas experimenten muchos problemas en sus operaciones habituales y se enfrenten a un rendimiento muy bajo durante la crisis de COVID-19. Para darle solución a estos desafíos, las empresas deberían: Evaluar la liquidez a corto plazo. Establecer una disciplina de supervisión del flujo de caja a corto plazo que les permita predecir las presiones del flujo de caja e intervenir a tiempo. La recaudación de cuentas por cobrar y la gestión de la acumulación de inventario es vital. Evaluar los riesgos financieros y operacionales y responder rápidamente. Vigilar las presiones que puedan estar afectando a algunos de sus clientes, proveedores, contratistas o socios de alianza. Considerar opciones alternativas de proveedores. Esos rápidos movimientos crearán una capacidad temporal para cumplir las obligaciones de los clientes. Determinar cómo la crisis de COVID-19 afecta a los presupuestos y planes de negocio. Considerar los requisitos operativos mínimos: los recursos laborales, los proveedores, la ubicación y la tecnología. 3. Comunicación con todos los participantes Es necesario que las comunicaciones sean claras, transparentes y oportunas cuando se cree una plataforma para replantear el negocio y asegurar el apoyo continuo de los clientes, empleados, proveedores, acreedores e inversores. Clientes. Mantener a los clientes informados de cualquier impacto en la entrega de productos o servicios. Empleados. Los planes de comunicación deben encontrar el equilibrio entre la precaución y el mantenimiento de una mentalidad de negocios como de costumbre. Proveedores. Mantener un contacto regular con los proveedores para determinar la capacidad para suministrar bienes y servicios durante la crisis de COVID-19 y sus planes de recuperación, de modo que se pueda considerar opciones alternativas de manera oportuna. Acreedores e inversores. Gestionar de forma proactiva el diálogo y las comunicaciones con los acreedores en relación con cualquier modificación necesaria de las condiciones o acuerdos de refinanciación existentes. 4. Maximizar el uso de las políticas de apoyo del gobierno Las empresas deben vigilar las oportunidades de apoyo del gobierno y las organizaciones de todo el país y la forma en que pueden mejorar las circunstancias individuales de su situación 5. Construir la nueva normalidad El personal directivo debería informar cualquier desviación del plan para que sus empresas puedan adoptar medidas adicionales a fin de evitar un mayor impacto negativo. Una vez controlado el brote de COVID-19, las empresas querrán revisar y renovar los planes de continuidad de negocio, evaluar cómo funciona. Si hay deficiencias, las empresas deben identificar las causas, ya sea la puntualidad en la acción, la falta de infraestructura, la escasez de mano de obra o los problemas del entorno externo. Las empresas entonces deben considerar la posibilidad de establecer nuevas directrices internas basadas en las lecciones aprendidas, así como planes de contingencia sólidos para crear resistencia y responder mejor a futuras crisis. Planificar la recuperación ahora, no más tarde… La crisis de COVID-19 fue imposible de predecir, sin embargo, hay muchas lecciones que las empresas pueden aprender y llevar adelante una vez que la crisis ha pasado y han tenido la oportunidad de analizar su respuesta. A largo plazo, las empresas tendrán que considerar la solidez de su negocio, su equipo directivo y sus iniciativas para hacer frente a las crisis. También será importante considerar y reajustar la cadena de suministro y otras concentraciones a las que muchas empresas han estado expuestas a lo largo del tiempo. En resumen... Las empresas de todo el mundo están tratando de aceptar el impacto que el coronavirus (COVID-19) está teniendo en sus negocios. Aunque los riesgos son considerables, la crisis también revela áreas en las que las empresas pueden desarrollar su capacidad de recuperación y reestructuración para un mundo post-crisis.
Al expandirse la consultaría de empresas, hubo una época en que prácticamente cualquier persona podía llamarse consultor y empezar a ejercer como tal. En sus primeros años la ocupación atraía a individuos buenos, malos y mediocres. Usamos la palabra «ocupación» deliberadamente: las «profesiones» rara vez empiezan como tales. La conciencia y el comportamiento profesionales surgen cuando a la posesión de unos pocos conocimientos, característica de la primera época, sucede la aplicación competente de un cuerpo de conocimientos de aceptación general según normas de conducta reconocidas. Las profesiones médica y jurídica y las diversas profesiones científicas siguieron esta evolución, y la consultoría de empresas avanza por el mismo camino.
Definición de una profesión Antes de examinar detalladamente cómo puede un consultor mejorar sus métodos profesionales, debemos mencionar los criterios normalmente utilizados para definir una profesión. Estos criterios, sobre los que se ha dicho y escrito mucho, se pueden resumir bajo cinco encabezamientos. Conocimientos teóricos y prácticos Existe un cuerpo definido de conocimientos propios de la profesión que se pueden adquirir mediante un sistema de enseñanza y capacitación profesional. El nivel necesario de conocimientos profesionales no se alcanza sin cierto número de años de experiencia práctica, además de una enseñanza superior completa, de preferencia con la orientación de miembros experimentados de la profesión. Además, la práctica de la profesión mantiene constantemente al día los avances importantes en la teoría y la práctica. El concepto de servicio e interés social El profesional pone sus conocimientos teóricos y su experiencia a disposición de los clientes a los que presta servicios a cambio de una remuneración apropiada. Los verdaderos profesionales se caracterizan por el «espíritu de servicio»: atienden a los intereses y necesidades de su cliente, a los que subordinan su propio interés. Sin embargo, consideran el interés del cliente desde una perspectiva social más amplia y tienen presentes las necesidades y los intereses sociales mientras prestan servicio a los clientes individuales. Normas éticas Existe un conjunto de normas éticas reconocidas, compartidas y aplicadas constantemente por los miembros de la profesión. Esas normas definen qué es un comportamiento apropiado y cuál no lo es en la prestación de servicios profesionales. Exigen más que el simple respeto de la ley: un comportamiento perfectamente legal no siempre es considerado ético por las normas profesionales. Sanción de la comunidad y aplicación La comunidad en que el profesional actúa y la clientela a la que presta servicios reconocen el papel social, la situación jurídica y las normas éticas y de conducta de la profesión. El reconocimiento puede ser explícito (por ejemplo, por medio de un texto jurídico que rija y proteja la práctica profesional). Este puede incluir definiciones de los niveles de instrucción y otros requeridos, y los exámenes especiales que se han de aprobar, así como de las conductas consideradas como no profesionales e ilegales y las sanciones correspondientes. Autodisciplina y autocontrol Cuando presta servicios a clientes, un miembro de la profesión aplica la autodisciplina y el autocontrol al observar las normas de conducta profesionales. La profesión se organiza en una o en varias instituciones a las que los miembros se adhieren voluntariamente (asociaciones, institutos, cámaras, etc.), ejerciendo de esa manera la autorregulación y el autocontrol colectivos con respecto a la aplicación de un código deontológico aceptado y al ejercicio de la profesión. Un objetivo igualmente importante de esas instituciones profesionales consiste en defender los intereses colectivos de la profesión, al tratar con representantes de los clientes y de la comunidad. Fuente: La consultoría de empresas. Milan Kubr La administración de negocios es toda una ciencia que involucra diferentes aspectos, conceptos y elementos. Precisamente, queremos explicarte 4 de esos factores claves de la gestión empresarial que, probablemente, aún no conoces o no dominas del todo. ¿Te parece interesante? ¡sigue leyendo! 1. Alcance de los sistemas administrativos Es muy común que los emprendedores no comprendan, en toda su dimensión, el alcance de herramientas de gestión como los Sistemas de Planificación de Recursos Empresariales (ERP). A través de este tipo de soluciones, la gestión y administración de PYMES puede optimizarse de manera sustancial. Específicamente, si implementas uno de estos softwares puedes disfrutar de los siguientes beneficios: Optimización de la toma de decisiones Hoy, las grandes empresas valoran las tecnologías de la información como una de las claves para una buena toma de decisiones. Y cada vez son más los pequeños y medianos negocios que también basan sus planificaciones en estas soluciones. Y es que a través de estas herramientas los propietarios, gerentes y supervisores pueden disponer de información relevante y precisa sobre diferentes áreas clave, lo que ayuda a corregir problemas a tiempo y a definir líneas de acción acertadas que conlleven los resultados esperados. Control operacional a distancia En la actualidad, los mejores sistemas administrativos trabajan con Cloud, es decir, la tecnología de la nube. Por ello, almacenan toda la documentación e información en servidores remotos y no en un determinado equipo o dispositivo informático. Esto significa que brindan la posibilidad de acceder a todos los datos desde distintos dispositivos y, también, desde diferentes lugares, lo cual es sinónimo de un sólido control operacional a distancia. Sin duda, esta flexibilidad puede convertirse en un factor clave para el éxito de tu PYME, ya que te permitirá seguir de cerca las transacciones y operaciones siempre que lo necesites, detectando a tiempo cualquier deficiencia o problema. Optimización del tiempo Gracias a la implementación de una sólida solución tecnológica, cada hora de trabajo en tu negocio será mucho más productiva. Esto se debe a que los sistemas adoptan tareas contables y administrativas que tradicionalmente se hacían de forma manual y las ejecutan con mayor grado de efectividad y en menor tiempo. A su vez, esto libera de una importante caga laboral a tus colaboradores, por lo cual pueden dedicar mayor esfuerzo y atención a aspectos relacionados con la planeación, la supervisión y la estrategia. 2. Manejo inteligente del inventario ¿Eres de esos emprendedores que gestiona el inventario con base en la observación y los conteos manuales? Entonces, ¡llegó la hora de evolucionar! La realidad es que un área clave como esta, de la que depende la rentabilidad y la estabilidad operativa, necesita ser manejada de forma inteligente y optimizada. Para eso, es importante que desarrolles una o varias técnicas de administración de inventario concretas y efectivas. Una de estas es el sistema ABC, que consiste en clasificar la existencia del almacén en 3 segmentos o grupos, denominados A, B y C. El A es aquel que reúne la mercancía que agrupa la mayor inversión y que, por lo tanto, demanda más cuidado y minuciosidad, mientras que el B está conformado por productos y artículos de mediano valor, que requieren de menor rigurosidad en su manejo. Por otro lado, el grupo C es el de artículos de bajo valor o que, debido a sus dimensiones y características, son muy poco propensos a daños o pérdidas, por lo cual su control es muy sencillo y práctico. Otra metodología muy practicada es la CEP, que se basa en estadísticas para determinar la cantidad justa de mercancía que se necesita para la estabilidad financiera y operativa del negocio. Independientemente de la técnica que apliques, la misma puede ser más precisa si cuentas con un sistema administrativo como los ERP, que suministran datos de interés en tiempo real. 3. Seguimiento del flujo de caja Esta es una de las mayores responsabilidades y funciones de la administración de negocios. El flujo de caja es un concepto que hace referencia al dinero que ingresa y sale de tu organización, un aspecto que debes seguir de cerca para conocer su realidad financiera y gestionar estratégicamente aspectos como las compras, los gastos y el acceso a oportunidades de financiamiento. Usualmente, los propietarios de empresas emergentes controlan de manera superficial sus gastos e ingresos, mas no los comparan entre sí y se esfuerzan por conocer la dinámica de estos. 4. Importancia del análisis de entorno ¿Sabías que la administración de negocios va más allá del análisis de los aspectos internos de las empresas? Para que una empresa sea competitiva y pueda escalar posiciones en su segmento de mercado, es necesario que sus propietarios y gerentes estén en constante evaluación y estudio de su entorno y las variables externas que pueden impactar las organizaciones. El entorno es un concepto que engloba diferentes actores del mercado, como usuarios y competidores, así como variables microeconómicas y macroeconómicas. Seguir de cerca estos elementos y tomarlos en cuenta es clave para tomar decisiones acertadas, prevenir riesgo y aprovechar oportunidades de mercado. Como mencionamos al inicio del texto, la gestión de una empresa es una gran ciencia, que requiere de la valoración y análisis de diferentes elementos, conceptos y criterios. Si los tomas en cuenta, podrás impulsar los objetivos estratégicos de tu compañía de forma sustentable y evitarás riesgos y errores que producen pérdidas.
Teletrabajo, trabajar en remoto, trabajo en casa… son conceptos que venimos escuchando como una recomendación y/o consecuencia más de este aislamiento impuesto para frenar la expansión del Coronavirus o Covid-19.
En la empresa la mayor parte del tiempo la pasamos en una atmósfera de trabajo/profesional. Sin embargo, en el teletrabajo en casa se mezclan otros escenarios, tareas domésticas, familiares y la relación con la pareja. Esta situación se nos puede hacer un mundo y provocarnos más estrés y angustia de la que ya tenemos por la situación actual. Te ofrecemos 9 consejos para que mantengas la productividad e, incluso, aumentarla. 1. Crea un espacio de trabajo Tener un espacio en casa dedicado exclusivamente al trabajo nos ayudará a crear hábitos de trabajo eficientes y mejorar nuestra productividad. Además de ayudarnos a diferenciar momentos de trabajo de momentos familiares. 2. Establece horarios y rutinas Debemos aprovechar al máximo nuestra jornada para aumentar la productividad. Para ello es importante establecer unos horarios y rutinas que nos ayuden a concentrarnos mejor. Organiza la jornada laboral por bloques, lo que permitirá intercalar descansos y tiempo de ocio. Esto nos ayudara a que en los bloques enfocados al trabajo estemos centrados y seamos más eficientes. 3. Prepárate para trabajar Del mismo modo que nos arreglamos para ir a trabajar a la oficina, también deberemos hacerlo para trabajar remotamente. La pijama está prohibida en el teletrabajo. Tampoco hace falta vestirnos de traje, pero lo ideal para conseguir un hábito y entrar en una rutina es deshacernos de la pijama y utilizar prendas “de calle”, aunque sean menos cómodas o informales. Continuar con los mismos rituales matutinos (higiene, desayuno, vestimenta…) que tenemos para ir a la oficina nos ayudará a vencer la pereza y tener una mayor sensación de trabajo y responsabilidad. 4. Planifica tu jornada Empezar el día sin tener una planificación clara, hará que nuestra productividad descienda considerablemente. Por eso, antes de empezar a trabajar definiremos cuales serás las tres tareas más importantes del día y no añadiremos otras cosas hasta que estén acabadas. Una vez finalizada cada tarea lo mejor es descansar, levantarnos y estirar las piernas. No nos harán falta más de 5 minutos para ello y los podemos aprovechar para mover nuestro cuerpo. 5. Haz una lista de tareas/acciones Una vez definidas las tareas que vamos a realizar durante nuestra jornada de trabajo, el siguiente paso es dividirlas en acciones. Esto nos ayudará a tener claras que acciones hemos de realizar para conseguir nuestro objetivo y, a su vez, despejar la cabeza de otras cosas para centrarnos en lo que estamos haciendo. Conforme vayamos realizando y acabando las acciones anotadas en la lista, las iremos tachando y así podremos ver la evolución de nuestras tareas. 6. Trabajar por bloques Una vez finalizadas las tres tareas más importantes de la jornada seguiremos con el resto de compromisos laborales por bloques. Definiremos bloques de tiempo para atender todas las acciones que hemos de realizar (correo electrónicos, llamadas, tareas menos importantes…). Al trabajar por bloques aprovechamos la concentración en las tareas y seremos mucho más productivos 7. Evitar las interrupciones Si queremos ser productivos hemos de evitar todo aquello que nos aleje de nuestro foco. En la oficina las distracciones pueden venir por parte de compañeros, reuniones imprevistas, urgencias, etc. En casa, los ladrones de nuestro tiempo son: tareas domestica, atender a un familiar, una visita inesperada, etc. Por eso hemos de evitar especialmente lo siguiente: Teléfono/whatsapp: en casa somos más libres para hacer llamadas personales en cualquier momento. Por lo que hemos de ser muy conscientes que ese tipo de llamadas lo deberemos hacer fuera del tiempo asignado al trabajo. Redes sociales: lo mejor es silenciarlas durante el horario de trabajo. Ya tendrás tiempo de consultarlas cuando hayas acabado tus tareas. Correo electrónico: a pesar de ser una de las principales herramientas de trabajo, también es un gran distractor. Para evitar que nos distraiga más de lo debido marcaremos varias franjas de tiempo exclusivas para mirar el email (por ejemplo, 10 minutos 3 veces al día) y evitaremos consultarlo el resto del tiempo. Compras online: está prohibido hacerlas durante la jornada de trabajo. Olvídate de Amazon, Netflix, mercado libre… y así evitarás perder tiempo de trabajo. Tareas domésticas: se ha de evitar que interrumpan nuestra jornada. Las haremos antes o después del tiempo dedicado al trabajo, pero nunca durante el mismo. 8. Mantener una comunicación fluida con el resto del equipo. Es importante que mantengamos una comunicación fluida con nuestro equipo. Para ello será necesario que marquemos unas reglas de actuación y cómo será la comunicación: grupo de Whatsapp, herramienta de mensajería corporativa, videoconferencias, email… Deberemos, también, distinguir entre comunicaciones puntuales y reuniones. Para ello, lo más recomendable es establecer dos vías de comunicación distintas. Por ejemplo, para las comunicaciones puntuales podemos utilizar una herramienta de mensajería corporativa y para las reuniones usaremos las videoconferencias. 9. No te olvides de los descansos Nuestro cerebro es capaz de mantener un nivel alto de concentración un máximo de 80 minutos. A partir de ese momento, nuestra concentración decae y es más fácil distraernos. Descansando cada hora ayudaremos a nuestro celebro a poder mantenerse concentrado. Estos descansos pueden ser de 5, 10 o 25 minutos y lo mejor es levantarse de la silla y alejarnos del ordenador. Así despejaremos nuestra mente y nuestra vista también descansará. Estas son solo algunas de las formas que existen para hacer más productivo el teletrabajo que sabemos te pueden funcionar.
Los valores y las creencias relacionados con el cambio tienen un lugar destacado en la cultura. En general, las culturas modernistas y optimistas consideran el cambio saludable; sin él, ni los negocios ni la sociedad pueden prosperar. Las culturas dominadas por el tradicionalismo valoran el status quo, la estabilidad y el respeto reverencial por el pasado. Sospechan de todo cambio y pueden percibirlo como un acontecimiento perturbador y subversivo si, en opinión del consultor, la necesidad del cambio es evidente. Comprender y captar esto puede resultar particularmente difícil para un consultor acostumbrado a trabajar con clientes dinámicos, deseosos de aplicar rápidamente cualquier cambio del que la empresa pueda obtener beneficios.
La presencia de factores culturales que impiden o retrasan el cambio no implica que éste no sea posible. Incluso los individuos o grupos más conservadores pueden aceptar el cambio si se dan cuenta de su necesidad, en particular si el cambio viene impuesto por fuertes influencias exteriores, como el deterioro de las condiciones materiales de vida. Una mejor información, la instrucción y los contactos con culturas más dinámicas y nuevas tecnologías influyen asimismo en la actitud de las sociedades tradicionalistas con respecto al cambio. Con todo, el proceso del cambio puede ser lento y difícil. Al actuar en un ambiente en el que la resistencia al cambio tiene raíces culturales, conviene que un consultor tenga presente: — el tipo de cambio que es aceptable (absteniéndose de formular propuestas que el cliente considere culturalmente indeseables o impracticables); — el ritmo del cambio (decidir si ha de proyectar un cambio único fundamental o cambios graduales a base de numerosos pequeños pasos; evaluar «el tiempo de aceptación» que necesita el cliente y su personal para convencerse de la conveniencia de los cambios propuestos); — el grado en que el cliente está dispuesto al cambio (no es razonable presionar para que se efectúe el cambio, si el cliente no está dispuesto a afrontar los problemas culturales que el cambio puede ocasionarle); — el nivel de dirección y la persona particular (autoridad) que ha de proponer y promover el cambio para que sea aceptado y puesto en práctica; — el esfuerzo de persuasión e instrucción necesario para convencer al personal de que mantener la situación no le beneficia. La consultoría en el desarrollo social En el momento actual cada vez se llevan a cabo más consultarías de empresas en relación con programas de desarrollo social y con proyectos de sectores como la salud, la nutrición, la educación básica, el abastecimiento de agua potable, el saneamiento, el desarrollo de la comunidad o el control de la población. Muchos de estos programas que requieren la intervención de consultores se efectúan en zonas rurales de países en desarrollo. Existen también numerosos programas de ayuda a las empresas pequeñas y las microempresas en el sector no estructurado. Los consultores de empresas, entre ellos los consultores que han trabajado en países en desarrollo y que conocen sus características culturales, están por lo general familiarizados con el marco cultural que se suele dar en la administración pública central y en la industria, pero la economía no estructurada y el desarrollo rural y social es un nuevo mundo para ellos. En cuanto al desarrollo social, los clientes del consultor no son gerentes o directores de empresas modernas o de estructuras administrativas bien asentadas, sino gerentes, trabajadores sociales y organizadores que se ocupan de comunidades locales, grupos de campesinos o incluso de familias y personas individuales. La tecnología utilizada es sencilla y quizá resulte anticuada. Los conceptos de «cultura profesional» o «cultura de la organización» no se aplican. En cambio, la repercusión de la cultura social tradicional es sumamente fuerte. El comportamiento humano, esencialmente fatalista y conservador, se rige por creencias y prejuicios profundamente enraizados. Las características culturales reflejan la dificultad de las condiciones de vida, la pobreza y la escasa instrucción. La pasividad, la resignación, la falta de impulso personal, el temor al cambio y el respeto incondicional por las autoridades tradicionales pueden ser dominantes. En la consultoría, el conocimiento de esos factores es esencial, pero no es todo lo que se necesita. Un consultor tiene que poseer experiencia cultural y en el trabajo social más que conocimientos de técnicas de gestión refinadas. Tiene que ser paciente, poder vivir y actuar en condiciones de imperfección e incertidumbre, saber cómo mejorar la utilización de recursos locales limitados y aplicar una gran dosis de imaginación para idear soluciones que no se pueden encontrar en ningún manual sobre gestión de empresas. La dedicación personal y la solidaridad con los menos privilegiados son cualidades sin las cuales es difícil tener éxito. Fuente: La consultoría de empresas. Milan Kubr |
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